TEMPORADA 2011. TEATRO LA COMEDIA, RODRIGUEZ PEÑA 1062, BUENOS AIRES, CAPITAL FEDERAL.

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24.7.10

Muscari en Revista Asteriscos

nota de tapa

viene con el diario EL ARGENTINO del domingo y tambien dentro de la revista 23.
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Mirá que macho teatral!

Entrevista a José María Muscari

El tema de mi vida es el cuerpo


José María Muscari
22-07-2010 / Dice que se exorciza en su obras, por eso su vida es normal. Si es que esa palabra existe, aclara. Culturismo, dieta sana, ocho horas de sueño. Quién lo diría. Pero la vida da sorpresas, parece pensar él cada mañana.
Por Jorge Belaunzarán

En Recuerdos de provincia Sarmiento cita a Montaigne: "Decir de sí menos de lo hay es necedad y no modestia. Tenerse en menos de lo que uno vale es cobardía y pusilaminidad, según Aristóteles". "Es algo sobre lo que pienso mucho últimamente. Soy una persona bastante segura de lo que hace, en el sentido de que voy adelante con lo que hago. Hago una obra de teatro y creo en ella y la defiendo y salgo y la vendo y la recomiendo por el Facebook y mando la promoción. Me parece que en un mundo donde a las personas les cuesta mucho hacerse cargo de su verdadero deseo, mi deseo de trascendencia, en el sentido más universal de la palabra y en el sentido de hacerme cargo tan en acciones de eso, a veces puede ser leído desde afuera como soberbio, ególatra, y un montón de adjetivos que no asocio a mí, pero que sí decodifico que pueden ser erróneamente juzgados de mis acciones. No me siento menos cultural por ir al programa de Fantino a promocionar una de mis obras. Al contrario. No me siento más o menos vivo por ir a lo de Mirtha. No me siento más profundo porque me haga una reportaje Ñ. Nada ni nadie configura quién soy yo. Soy lo que soy por lo que hago, más allá de cómo lo difunda y qué lugar ocupo en el medio. En ese sentido el ego lo tengo bien puesto."

Sarmiento habría aprobado con la pluma, la palabra o el gesto. Por la compleja construcción gramatical de la oración aunque fuera. Un hombre hablando así en vivo es para tomar en cuenta de inmediato; no importa su profesión. La expresión muestra riqueza por donde se la mire. Y a esa riqueza no se llega así nomás, hay que trabajar un poquito.

-¿Se siente mimado en por crítica, público y colegas?

-A mí me pasa algo con lo que no quiero ser ingenuo: sé que mi nombre pesa dentro del medio, pesa para que un actor decida trabajar conmigo o no, de manera positiva o negativa. Debe haber mucho que por suerte no me entero que no le interesa trabajar conmigo. Veo como una gran apertura de la colonia artística a probar lo que hago. Creo que de alguna manera durante mucho tiempo estuve tabulado a la polémica, lo transgresor, ser el raro, hacer teatro bizarro, freak, kitch, y que mi propio trabajo fue naturalizando todo esto o le fue dando una pátina de calidad que puede mezclar un trabajo como El Anatomista, pasando a hacer una obra como Fuego entre mujeres con una estática que sí es kitch, mezclando a Dalma Maradona con Irma Roy, jugando con esos otros ribetes que tienen que ver más con un costado de comedia almodovariana que también tiene que ver con lo que hago.

-Su teatro parece ser el de los territorios inexplorados. Y el clítoris (por El Anatomista) es una zona bien determinada del cuerpo, y un territorio poco conocido. ¿Cómo ve que la institución sigue funcionando ahí?

-Mentiría si dijera que decidí hacer la obra porque trata sobre el clítoris. No fue un motor. De hecho la escena del clítoris, que era muy puntual, no tuvo un tratamiento diferente al de otras escenas. Me parecía que así naturalizábamos algo que de por sí está bastante desnaturalizado. Si no hubiera sido darle una pompa que no tiene. Porque en El Anatomista pesa tanto el clítoris como al Inquisición, el poder de la iglesia en nuestros días, el amor no correspondido, el uso y la utilización de la mujer y la prostitución, la apropiación de los hombres sobre el cuerpo de las mujeres. El clítoris es la apariencia que lleva a otro montón de zonas y territorios más perturbadores. Es un espectáculo que juega con el cuerpo de las mujeres sin ninguna contradicción en escena, con la ambivalencia de mezclar el sexo y la religión sin ningún prurito.

-¿Su teatro es siempre sobre el cuerpo?

-Creo que es el gran tema de mi vida. El cuerpo en sí es algo que me recorre bastante. Me interesa mucho el mundo de la transformación, como en Fetiche, que es sobre una mujer fisicoculturista, que dedicó su vida a una disciplina y a transformar su cuerpo. Esa mujer es mi entrenadora personal con la que vengo transformando mi cuerpo hace tiempo.

-¿En qué sentido?

-Tengo una estructura ósea que siempre fui más pequeño, tirando a regordete, y como empecé a trabajar el tema muscular y el crecimiento, me interesa el fisicoculturismo como deporte. Si no hubiera sido director de teatro me habría dedicado cien por ciento al culturismo. De hecho lo practico de manera seria pero no como actividad central. Me gusta la disciplina del culturismo relacionada al entrenamiento, a la comida, a descansar ocho horas. No sé si lo que me ancla con eso es tanto el culto por el cuerpo si no más bien poder pensar y trabajar mi propio cuerpo cuando en realidad mi trabajo cotidiano, ser autor y director y actor me conecta todo el tiempo con una cosa más de intelecto. Me parece que rebate esa cosa de que el artista o el creador es un nerd de lentes que no le interesa. Cuanto mejor estén mis músculos, cuanto estéticamente más me guste a mí mismo, mejor coma, mejor duerma, mejor tenga la piel, está bueno. No es contraproducente con mi talento.

-¿Duerme ocho horas?

-Antes de los estrenos difícil. Más si tengo ensayos como actor también.

-Sin embargo la imagen de la gente que no está vinculada al teatro no coincide con la de alguien que se cuida así.

-Eso porque hay mucho prejuicio y muchas veces el público confunde la obra con el creador. Mi obra está muy relacionada o tildada de polémica, transgresora, diferente, procaz, sexual, erótica. Son un montón de motes que recorren mi producción, de los que me hago cargo por supuesto; no digo: ay yo no hago nada y me ponen ese mote. Mi obra es todo eso y es un montón de otras cosas. Pero el público me conoce poco a mí. O me conoce por los medios, y son pocos los medios que te permiten mostrar esa otra parte. Entonces me tienen más asociado a como si yo fuese una extensión de mi obra. Un gran ejemplo de eso era Fernando Peña, que su obra era transgresora y él lo era. Yo soy un poco al revés. Mi obra es polémica o transgresora pero mi vida no. Soy una persona muy tranquila; trato de no tener grandes exabruptos. Al contrario, mi trabajo todo el tiempo me genera grandes exabruptos, así que trato de que mi vida sea lo más equilibrada posible. Tengo una búsqueda de la felicidad por ese lugar. Me interesa la vida en pareja a pesar de que ahora no tengo. Apuesto al amor, creo en el amor, me interesa el culto y el trabajo por mi propio cuerpo, vivo el culturismo como una actividad paralela, tengo una vida social con mi familia, con mis amigos, de apoyo, de contención. Todo lo contrario de lo que sería el loco.

-Desde el sentido común las vidas ordenas tienen otro ritmo al suyo, que estrena una obra tras otra, o a veces está en más de una a la vez.

-Rebato mucho imaginario. Se supone que viendo mi obra no voy mucho con esto que después hago. No te imaginás un pibe que duerme ocho horas, practica culturismo, entrena, come ordenado. Como que te imaginás otro mundo. Eso tiene mucho que ver con la mirada del otro. Y ahí yo ya no sé muy bien. Me doy cuenta de que es una imagen diferente a la realidad. El otro día fui a un programa y la cantidad de gente que después me escribió diciéndome que les encantaba haber conocido otro costado diferente al que imaginaban, me da la clara pauta de que el imaginario es contrario a lo que soy. No es que estoy haciendo un esfuerzo porque crean que soy normal. Cuento la realidad: no me drogo, no me va el alcohol, no va conmigo. No me puedo drogar y entrenar; no me sale.

-¿Esa mirada del otro lo inquieta?

-No me gusta inventar una fantasía sobre un personaje que se arma de mí que no soy. No me beneficia, no me gusta ese personaje.

-¿Por qué no lo beneficiaría?

-Porque todo lo que uno no es no lo beneficia. A mí me beneficia que sepan cómo soy. La mayor conveniencia siempre es la realidad. A veces cuando me entero por mi blog o por el Facebook que alguien dice algo que no dije, lo llamo y le preguntó dónde dije eso que dice que dije.

-¿Se toma ese trabajo?

-Sí. Antes no, lo dejaba pasar. Pero después me di cuenta de que era una forma de colaborar a un imaginario sobre mí que no es real. Como un loco excéntrico que no soy. En este punto estoy aprendiendo que si uno tiene la posibilidad y el tiempo y la energía de aclarar algunas cosas está bueno aclararlas. Para no colaborar con que el otro se imagine algo errado. Después si el otro quiere seguir pensando algo errado ya es un tema del otro. Me gusta tomar partido por la aclaración referido a lo pienso y a lo que soy.

-Tal vez su rareza pasa por otro lado.

-Mi rareza pasa por la creatividad. Como que exorcizo bastante en lo que hago mi parte más rara. Entonces después en la vida puedo ser lo más normal (si existe la palabra) posible. Toda la anormalidad está puesta en lo que hago. No me censuro nada cuando dirijo, cuando escribo, cuando actúo, cuando pongo una escena, no me da miedo qué van a pensar de lo que hago. Entonces después en la vida no estoy tan atravesado por esa pulsión. Quedo más liberado para ir tranquilo al gimnasio, comer, dormir, apostar al amor, tener relaciones que estén buenas.

-Escribió en su blog hace unos días que estaba en estado de tristeza en movimiento.

-Me pregunto y repregunto bastante sobre mí y mi vida. En los últimos tiempos me pasaron muchas cosas. En un año fallecieron mi papá y mi abuela que eran dos valores muy cercanos, me separé, hace poco me compré una casa por primera vez en mi vida, estrené obras, adquirí una notoriedad que es el trabajo de mucho tiempo, que es el imaginario que uno tiene: ser reconocido, ser tenido en cuenta por la prensa y los pares, poder vivir de lo que hacés, que un trabajo te lleve a otro. Un montón de cosas que componen el imaginario que cuando las lográs decís: ahora cómo surfeo sobre esto que es lo que siempre quería. Y como soy un eterno inconformista me pregunto: cómo hago para tener a mis hijos siendo gay. Y pienso cómo hacerlo acá y paso el día pensando en eso y a la noche me viene un poco de tristeza. Y al otro día estoy refeliz. Es un poco la ambivalencia humana. Pero soy una persona cero depresión, muy optimista y estoy muy agradecido de cómo me va. Me siento muy artífice de cómo me va. No es que digo: estoy tocado por la varita mágica de la suerte. Me siento muy responsable de que me vaya bien y al mismo tiempo estoy feliz porque hay un montón de gente que hace un montón de trabajo y no le va bien. Es como un premio. *


Fuente: http://www.elargentino.com/nota-99330-El-tema-de-mi-vida-es-el-cuerpo.html

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