TEMPORADA 2011. TEATRO LA COMEDIA, RODRIGUEZ PEÑA 1062, BUENOS AIRES, CAPITAL FEDERAL.

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Entradas $60. A la venta en boletería La Comedia o por Ticketek (52377200 / www.ticketek.com.ar)

11.9.10

LOS "RARITOS" en puestaenescena.com.ar


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La prueba Muscari versión "los raros", asentada y aprobada

Por María Forges

I- Función número 3. No voy a estrenos de prensa. En ellos hay: gente agolpada, conocidos, desconocidos, luminarias, des-luminarias, hibridez. Los actores adentro sufriendo porque algún desprevenido los va a calificar sin la menor idea de lo que es estrenar. Strena, de origen sabino, significaba regalo, dádiva, de ahí devino al italiano strenna, con igual significado según me ilustran, y así estreno fue mutando hasta “usar algo por primera vez”. Estrenar es eso, usar algo por primera vez. Y todos sabemos lo que duelen algunos zapatos nuevos. Por eso, es mejor dejar que el zapato se amolde. No molesta, está acomodado al pié y así no hay que ver sufrir a nadie por andar forzado ni sufrir una puesta sofocada porque “los pies duelen en la cara” decía el aviso.

II- Los Freaks son los raros, los distintos, los que en muchos lugares nombran así: “por acá no se puede circular, esto se llenó de Freaks” - escuchado de una docente de geografía en los pasillos de Filosofía y Letras, como si no fuera raro estudiar geografía y calcular la isoyeta y la isobara…- ¿Raro para quién? Para la mayoría que aún no se acostumbra a una estética de lo inaudito como tienen todas las megalópolis… ¿Buenos Aires lo es? Si hay que definirla por su intensa movida teatral, sí, lo es. Freak: distinto, ab-normal, diverso, alterno, insólito pero también desigual, incomparable e ilimitable. ¿Todo eso? Sí, siete actores a saber: una mística, un contador, un transexual, un muchacho de provincias entre étnico, gay y vedette, una “Gamba al ajilo” de ley, una lesbiana hiperhistriónica y una chica exuberante que se las trae. Así es como ellos se presentan jugando con su particularidad real a las órdenes de la ficción.

III- El escenario está poblado de objetos desiguales: hay planetas, banderas de Boca y Nueva Chicago, una estampa de San Cayetano como para que rueguen los ochenta espectadores y consigan trabajo el lunes por la mañana, lucecitas de colores como en carnaval y muchos más trastos que serán usados en función de la puesta. La iluminación efectiva, grabada a fuego los coloca en cada escena en el lugar justo. Y así los desiguales salen a mostrar por qué son freaks, no sólo respecto del público, sino además respecto de ellos mismos. No hay una sola posibilidad de asimilarlos entre ellos. Pero tampoco existe una sola posibilidad de emparentar a los feisbukeanos que serán el muestrario con ellos: porque el muertito, la samaritana trucha, la mujer que pide los cien pesos, la señora que ojalá sea besada alguna vez por alguien y todos los demás tienen la ya sabida singularidad de ser únicos, eso se los concede esa construcción que es su perfil y además se vuelven únicos una vez cada noche cuando narrados y/o encarnados por los freaks, se muestran.

IV- La poética Muscari con su particular estética del ritmo y la velocidad, alcanza en esta puesta la llamativa excelencia que se pierde cuando no se prioriza el texto. Los Freaks son de todo, menos improvisados, por eso dicen muy bien, expresan mejor y hacen énfasis exactamente allí donde lo representado tiene su nudo gordiano. Dicen claro y contundente, replican las comillas muscarianas a tiempo, de manera que eso que se quiere recalcar, refrendar y/o repetir se clave como una espina o sea un gag desopilante, por eso hay risas desde el principio hasta el fin. Si la velocidad opera en platea para que algo se le pierda al que peló el caramelo (y molestó al resto, seamos sinceros) esa repetición consigue que pueda seguir esa rapidez y a la vez le otorga a la obra un compás y un acento que capta la atención de todos. Los Freaks, sólo hablan de sí en el segmento en que cada puesta analiza a sus propios personajes, a los del escenario de ese día. Intensa, divertida, veloz, la versión de las “siete rarezas varias del montón” es muy buena por eso y porque no se empastan, no se agolpan, no se mezclan nunca aunque bailen el mismo tema de Lady Gaga. Su paleta de colores es intensa como para que los muros negros de la sala no te coman vivo, con o sin los trastos se lucirían igual, hasta cuesta decirles freaks porque el término ofrece una denostación de mal uso. Ver al resto de los elencos es, entonces, una curiosidad impostergable para cualquiera que quiera saber qué hizo con el resto este chico que se da el lujo de poner al Konex a su disposición y llenar un domingo de frío polar a las 21.00, justo a la hora en que la tasa de suicido aumenta de manera considerable. Para el depresivo, el melanco, el ostrásico y el tristongo, esta dosis de alegría freakeada viene muy bien para terminar el domingo gris y creer por un rato que el lunes algo mejor puede pasar.

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